lunes, 29 de julio de 2013

El retraso de la recuperación económica y sus efectos sobre el retorno voluntario de los migrantes a sus países de origen*



La actual crisis económica provoca efectos similares en muchos países europeos; aunque su intensidad e impactos son específicos en función de las características de la estructura productiva y el tipo de crecimiento económico precedente. Como bien se conoce, la destrucción de empleo que atenaza a la sociedad española ha sido mucho más elevada que para otros países de nuestro entorno. Según los datos del Eurostat,  España lidera el ránking de países con mayor desempleo de la UE27, junto con Grecia.

Si bien un estudio de la OCDE de hace una década señalaba que, en términos generales, los trabajadores extranjeros son más vulnerables que los autóctonos a las recesiones cíclicas, las diferencias entre países afloran a la hora de analizar los impactos concretos de la crisis sobre la población migrante. En términos de incidencia del desempleo, tal y como muestran los análisis de Papademetriou et al. (2010) para distintos países de la OCDE, la recesión ha afectado en gran medida a la población extranjera en países como Irlanda o España. En estos casos, los niveles de desempleo se han disparado tanto para autóctonos como para inmigrantes; aunque de forma mucho más intensa para la fuerza de trabajo inmigrante en su conjunto. La explicación tiene que ver con el hecho de que los trabajadores migrantes se concentraban principalmente en sectores intensivos en fuerza de trabajo, marcados por la temporalidad y altamente sensibles al ciclo económico, como son la construcción, la agricultura  o servicios como la hostelería o el trabajo doméstico remunerado. Tal panorama, basado en la precariedad laboral y la inseguridad económica, había constituido, curiosamente, la pieza clave del modelo productivo que marcó el periodo de expansión económica en España.

Aunque los primeros años de la crisis no han provocado cambios bruscos en el saldo de población inmigrante residente en España, existen indicios que apuntan hacia un retorno importante de muchas personas de origen inmigrante, especialmente a partir de los años 2011 y 2012. Tal tendencia se debe al hecho de que muchos han constatado el retraso de la recuperación económica y han agotado las estrategias de supervivencia económica desplegadas hasta el momento, especialmente los que se encontraban en situación irregular. 

De todas formas, hay que tener en cuenta la dificultad a la hora de medir el retorno o el desplazamiento hacia el extranjero de las personas migrantes a partir de las fuentes estadísticas disponibles. La evidencia empírica de los movimientos territoriales exteriores queda muy alejada de las cifras aportadas por la Estadística de Variaciones Residenciales (EVR), el registro que se usa habitualmente a partir de la explotación de la información relativa a las altas y bajas de los Padrones Municipales motivadas por los cambios de residencia. Las variaciones residenciales permiten obtener los flujos migratorios anuales, tanto interiores como exteriores.  Para el cálculo de los flujos migratorios interiores -entre  diferentes municipios de España-, no es necesario solicitar y expedir la baja en el Padrón de un municipio para solicitar el alta en otro municipio. En este caso, es el Ayuntamiento que tramita la nueva alta el que notifica la misma a través del Instituto Nacional de Estadística,  quien, a su vez, comunica la baja al Ayuntamiento de procedencia.  

Cuando se trata de movimientos desde el extranjero, la eficacia de la EVR  también es elevada a la hora de calcular el volumen de “nuevos” residentes, dada la exigencia del certificado de empadronamiento para acceder a servicios sociales y municipales básicos. Sin embargo, para medir los movimientos de extranjeros hacia otros países, se complica considerablemente la identificación de la correspondiente baja en el municipio español de origen. Cuando un extranjero realiza un cambio de residencia por traslado a otro país, la  baja del Padrón se produce a instancias de la persona interesada. Es habitual que este trámite no se lleve a cabo, ya sea por desconocimiento o por interés personal en mantener el estatus de empadronado.  En estos casos, la única forma de registrar la salida del país es esperar a la renovación periódica de la inscripción en el Padrón Municipal, cada dos años, a la que están sujetos los extranjeros no comunitarios sin autorización de residencia permanente. Por consiguiente, es más que probable que muchos de los desplazamientos de extranjeros hacia otros países que se hayan podido producir durante los años 2011 y 2012, todavía no aparezcan registrados.


En términos generales, los procesos de retorno desde España han mostrado un alto grado de rigidez respecto a los condicionantes de la economía española. Según los expertos, tales resistencias tienen que ver  con la situación en los países de origen. En concreto, influye el diferencial de nivel de vida existente en relación a España (aún cuando se haya producido una disminución importante de la renta como consecuencia de la pérdida de empleo), la protección del Estado de Bienestar (educación, salud) y la falta de seguridad en muchas de las zonas de origen.  Otros autores sugieren que los migrantes tendrán mayor propensión al retorno en la medida que el viaje tenga menor coste, se garantice el derecho a poder volver a entrar (circularidad) y no pierdan sus beneficios sociales. A pesar de estas constataciones, qué duda cabe que la crisis económica en España sí está generando un flujo de salidas del país mayor del que anteriormente se había producido, tanto entre la población de origen extranjero como entre las personas nacidas en España. Así lo muestran los datos que se recogen en el siguiente gráfico:




Evolución de las bajas por variación residencial hacia el extranjero, según país de nacimiento. 2007-2012

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la  Estadística de Variaciones Residenciales (EVR), Instituto Nacional de Estadística (INE)



De acuerdo con los resultados de un reciente estudio realizado por el CENTRE D'ESTUDIS SOCIOLÒGICS SOBRE LA VIDA QUOTIDIANA I EL TREBALL (QUIT-UAB), en el marco del programa RecerCaixa, España ha optado por no promover la recualificación de los trabajadores inmigrantes y ha incentivado su salida del país a través del desarrollo de programas de retorno asistido. El Ministerio de Empleo y Seguridad Social ha desplegado distintos tipos de programas de retorno voluntario asistido desde 2008 dirigidos a nacionales de terceros países. Sin embargo, su impacto en cuanto a número de beneficiarios ha sido muy limitado. Así lo muestran los datos oficiales del Ministerio de Empleo y Seguridad Social,  consultados a 30/03/2013 y disponibles en: 

En España se contemplan tres vías para el retorno voluntario asistido: encontrarse en situación de vulnerabilidad social, tener intención de reintegrarse socioeconómicamente en el país de origen y percibir por anticipado la prestación por desempleo. Cabe destacar que todos estos programas suponen la firma de una declaración de voluntariedad y compromiso de no retornar a España en el plazo de tres años,  lo que desalienta a las personas que no quieren renunciar a la posibilidad de volver a migrar a España.

En primer lugar, el Programa de retorno voluntario de atención social, cofinanciado a través del Fondo Europeo para el Retorno y dirigido a inmigrantes extracomunitarios que se encuentren en situación de especial vulnerabilidad. Cabe destacar que durante los años 2009-2012  se han beneficiado de dicho programa un total de 9.910 personas.  Los países que ocupan las tres primeras posiciones en cuanto a número de beneficiarios durante dicho periodo son, por este orden, Bolivia (2192) Argentina (1412) y Brasil (1384).  Cataluña ha tenido 777 beneficiarios, de los cuales 432 residían en la provincia de Barcelona

En segundo lugar, el Programa de retorno voluntario productivo, también cofinanciado a través del Fondo Europeo para el Retorno, se dirige a inmigrantes extracomunitarios que desean emprender un proyecto empresarial asociado al retorno. Según los datos oficiales, los beneficiarios de este programa son muy escasos. Solo han sido 298 durante el trienio 2010-2012. Las principales nacionalidades de los beneficiarios son, por ese orden: Colombia, Ecuador, Bolivia, Senegal y Perú.

Por último,  el Programa de ayudas complementarias al abono acumulado y anticipado de la prestación contributiva por desempleo a trabajadores extranjeros extracomunitarios (APRE), se dirige a las personas  extracomunitarias que tengan reconocido el derecho al abono de la prestación por desempleo en su modalidad establecida en el artículo 1 del Real Decreto-Ley 4/2008, de 19 de septiembre, sobre el abono acumulado y anticipado de la prestación por desempleo.  Se han beneficiado de este programa 10.299 personas durante el periodo 2009-2012. La mayor parte se acogió al derecho al abono en el año 2009 (que concentra 4365 beneficiarios). El total de beneficiarios residentes en Cataluña son 1611.  Por nacionalidades, ocupan las primeras posiciones países latinoamericanos: Ecuador, con casi la mitad del total (4.608), Colombia (1.670), Argentina (1.094) Perú (749), Brasil (656) y Chile (529). Si bien este programa ofrece a los trabajadores recursos económicos para facilitar la inserción laboral en origen, no dispone de  suficientes mecanismos de seguimiento y acciones de apoyo que garanticen el éxito del retorno.

En síntesis, la crisis ha provocado un ajuste parcial sobre el saldo migratorio. A medio plazo, existen suficientes indicios, vinculados al retraso de la recuperación económica, que parecen apuntar hacia un incremento sustancial del retorno voluntario o del desplazamiento hacia otros países. En cualquier caso, la repercusión dependerá, además de la duración e intensidad de la crisis,  de la capacidad de los trabajadores migrantes a la hora de diseñar estrategias y de movilizar recursos familiares y comunitarios que permitan sortear sus impactos; así como de la posibilidad de ser beneficiarios de dispositivos de apoyo y cobertura públicos.

Asumiendo el hecho indiscutible que la ocupación es el factor clave para la cohesión social,  es menester combinar las políticas pasivas de garantía o sustitución de rentas para las personas afectadas por el desempleo, con políticas activas que faciliten la recualificación específica y la reinserción de los trabajadores inmigrantes en el mercado laboral.  Para ello, es importante tomar en cuenta la falta de reconocimiento oficial de las titulaciones adquiridas y las trayectorias profesionales y laborales realizadas antes de emigrar, así como impulsar políticas de ocupación que favorezcan la recualificación de la población inmigrante.

Por otra parte, en cuanto a los programas de retorno voluntario asistido impulsados desde las zonas de destino, como España, solo tienen sentido como acciones complementarias a las políticas sociales y a la política de integración (en términos de formación y recolocación en el mercado de trabajo de las personas ya instaladas en el país), con el fin de favorecer los procesos de retorno de las personas migrantes que realmente deseen volver a sus países de origen. En ningún caso deben ser concebidos como instrumentos para la reducción del volumen de población inactiva o desempleada o como una campaña dirigida a la opinión pública para reforzar la imagen de que los migrantes son culpables de la crisis y de que el gobierno está poniendo los medios necesarios para que se vayan si no hay empleo.

Para ello, a continuación se enumeran algunos de los contenidos que toda política de retorno debería incorporar. Por un lado, es esencial favorecer la reintegración exitosa de los retornados y el diálogo entre los actores en origen y destino, a través de adecuadas políticas de seguimiento. En este sentido, hay que contemplar el respeto de los derechos de las personas migrantes, desde una concepción transnacional de la ciudadanía que no restrinja la movilidad de las personas y que contemple acciones flexibles que se adapten  a los dinámicos proyectos de retorno, muchas veces circulares, así como a los distintos perfiles de migrantes. Para lograrlo basta con una adecuada política de visados.

Por otra parte, el no respeto hacia algunos derechos básicos explica que el conjunto de estos programas no haya captado el interés esperado por parte de los migrantes, como ha sucedido para el caso español. En la medida que las acciones y programas de retorno se orienten solo a migrantes emprendedores que disponen de recursos, vistos como potenciales agentes de desarrollo, es menos probable que este perfil acepte percibir una determinada cantidad de dinero a cambio de la pérdida de derechos. Por el contrario, si se trata de acciones con una orientación asistencial, es altamente cuestionable su componente de “voluntariedad”, en la medida que muchas de las personas que finalmente se acogen a ellas carecen de la oportunidad de escoger otras iniciativas. Por ello, tal y como sostiene el catedrático Antonio Izquierdo en un artículo de prensa titulado “No es retorno sino circularidad”, los programas actuales van a resultar atractivos principalmente para dos tipos de migrantes: los migrantes emprendedores que ya tenían vocación de retorno más o menos definitiva y las  personas que, ante la urgencia y la desesperación por volver, están dispuestos  a perder todos los derechos.

Para ampliar la información sobre el tema pueden consultarse los siguientes materiales:

Anguiano, M. y C. Malgesini (coords.) 2012. Migraciones, crisis internacional y vulnerabilidad social: perspectivas comparadas. Tijuana (México): El Colegio de la Frontera Norte.
Carrasco, C. y C. García. 2012. Inmigración y mercado de trabajo. Informe 2011. Madrid: Observatorio Permanente de la Inmigración.
Colectivo Ioé. 2012 Impactos de la crisis sobre la población inmigrante. Madrid: OIM.   [Disponible en: http://www.spain.iom.int]
Garrido, L. et al.  2010. “La dinámica laboral de los inmigrantes en el cambio de fase del ciclo económico”,  Presupuesto y Gasto Público, núm.  61,  pp.  201-221. [Disponible en: http://www.ief.es/documentos/recursos/publicaciones/revistas/presu_gasto_publico/61_12.pdf]
Izquierdo, A. 2010. “No es retorno sino circularidad”, Público, 8 de junio de 2010. [Disponible en: http://blogs.publico.es/delconsejoeditorial/579/no-es-retorno-sino-circularidad/]
OCDE 2002. “El empleo de los extranjeros. Perspectivas y cuestiones en los países de la OCDE. En: Perspectivas del empleo 2001. Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.
OCDE  2009. International Migration Outlook SOPEMI 2009. París: OCDE.
Pajares, M. 2010. Inmigración y mercado de trabajo. Informe 2010. Madrid: OPI - Ministerio de Trabajo e Inmigración. [Disponible en: http:// extranjeros.empleo.gob.es/es/ObservatorioPermanenteInmigracion/Publicaciones/archivos/Inmigracion__Mercado_de_Trabajo_OPI25.pdf]
Papademetriou, D. G. et al. 2010. Migration and Immigrants Two Years after the Financial Collapse: Where Do We Stand? Report for the BBC World Service” Washington D.C., Migration Policy Institute. [Disponible en: http://www.migrationpolicy.org/pubs/mpi-bbcreport-2010.pdf.]
Tobes, P. 2011. “Inmigración: crisis económica y protección por desempleo”, Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, núm. 91, pp. 15-28.

Autora:   Sònia Parella Rubio (GEDIME/CER-Migracions, UAB)          
*Las reflexiones de este texto se enmarcan en el proyecto  “Retorno desde el Transnacionalismo” (referencia CSO2010-15924), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.

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